Camino a Glasgow

 "Camino a Glasgow"

Ing. Alejandro Baizabal

Reflexionar sobre lo que hemos hecho o dejado de hacer para tener lo que hoy vemos en nuestro entorno, me parece un ejercicio necesario. Los modelos de producción y consumo nos han desvinculado de la naturaleza y de nuestro ecosistema. El mundo enfrenta una crisis de dimensiones nunca antes vista pues el impacto climático está cambiando las condiciones de vida de nuestra especie y del resto de los seres vivos.

Ante esto, Glasgow se alista para recibir uno de los eventos climáticos de mayor importancia en el planeta, la COP26. Con la finalidad de acelerar los esfuerzos para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), limitando el incremento de la temperatura en 1.5°C para 2030.

Existe un detalle que causará ruido y se ve plasmado en el “Informe sobre la brecha de producción 2021”, en este se observa que la mayoría de los principales países productores de petróleo y gas planean aumentar la producción hasta 2030 o más allá. Esto dista de las metas globales propuestas en los diferentes acuerdos internacionales.

Confirmo nuevamente que los recursos fósiles no han desaparecido ni lo harán rápidamente, sino que evolucionarán en sus procesos, de forma que ejecuten planes y estrategias como la captura y almacenamiento de carbono, así como de eficiencia tecnológica. Esto deberá ir de la mano con la implementación de energías limpias y la maduración de recursos como el hidrógeno.

La rueda de la historia se ha movido de acuerdo a las necesidades y dinamismo de cada nación. Los países han generado agendas con miras a la diversificación de su portafolio energético para brindar una mayor seguridad y bienestar en su población, de forma que evolucionen hacia modelos sostenibles. Lo mismo pasa con ciudades y Estados, algunos comienzan a tomar el liderazgo de manera estratégica, poniendo sobre la mesa temas de mayor trascendencia como la movilidad, la gestión de los residuos sólidos, sistemas de alumbrado eficientes, impulso al transporte no motorizado, planeación urbana, plantas de tratamiento, entre otros.  

En sinergia con la premisa de que el mundo cambia con nuestro ejemplo y no con nuestra opinión, les compartiré algo que he venido trabajando, un sector donde encontré un nicho de oportunidad y gran participación: los niños, niñas y jóvenes. Desde hace algún tiempo, he generado proyectos educativos enfocados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, con la firme idea de que “…las decisiones y acciones que hagamos hoy, se vean reflejadas mañana”. Además de crear estrategias coordinadas con la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible a la que pertenezco. Los resultados han sido satisfactorios, pues mejorar los hábitos de la población (a pequeña escala) es un reto que mejora su entorno. 

Construir una agenda climática entre las comunidades impulsaría el desarrollo y bienestar de su población. Se requiere amplificar el mensaje y las acciones colectivas. Si bien no hay planeta B, hagamos que este dure por la eternidad. Es importante crear lazos que generen diálogo y soluciones concretas de acuerdo a las necesidades de su población. Es buen momento de renovar la manera en que actuamos, con sensibilidad y responsabilidad compartida.

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