“Gestión de residuos, hacia un futuro sostenible”
Para darnos una idea, cada
mexicano genera en promedio 0.944 kilogramos de residuos al día, representando
un total de 120,128 toneladas diarias. Por entidad federativa (Gráfico)
los que más producen son: Estado de México, Ciudad de México, Jalisco y
Veracruz. El desafío para lograr la
sustentabilidad será mayor con el paso del tiempo, debido a la concentración
demográfica. Actualmente, el 55% de la población mundial vive en ciudades y se estima
que para 2050 se llegue a 68%.
Invertir en la gestión sostenible de los residuos tiene sentido desde el punto de vista económico, social y ambiental. El Banco Mundial indica que los desechos municipales a nivel global aumentarían un 70% en los próximos 30 años. Esto originaría enfermedades, inundaciones y océanos contaminados por no tratar lo que desperdiciamos.
Trazar la hoja de ruta basada en el ciclo de vida de los productos amplificaría la administración racional en la generación, recolección y tratamiento de los mismos. La responsabilidad compartida con el sector público, privado, académico y sociedad es primordial para alcanzar los objetivos.
El reto consiste en transformar el viejo modelo de economía lineal (producir, consumir y desechar) en uno sustentable y eficiente como la economía circular; basándose en el concepto de las 5R: reducir, reutilizar, reciclar, rediseñar y repensar. De forma que canalicemos los esfuerzos y estrategias en un plan que nos lleve a una sociedad equilibrada, responsable y saludable
Hay metas ambientales que el gobierno mexicano se comprometió a cumplir en el tema de residuos: alcanzar cero emisiones en rellenos sanitarios y disminuir a cero la quema a cielo abierto en el 2030. Las mejores prácticas nacionales y mundiales deben servir de motivación para replicar los modelos que mejor se adecuen a las condiciones de cada región.
Por otro lado, el aprovechamiento energético de los residuos (Waste to energy) es un área de oportunidad interesante por la cantidad de beneficios que genera. Teniendo en cuenta que la demanda energética de México aumenta 4% anual, resulta necesaria la adopción de tecnologías que reduzcan la huella de carbono, y esta sería una opción.
La narrativa debe enfocarse en
una educación y cultura ambiental que promueva la concientización hacia una
producción y consumo responsables. Los proyectos deben unirse al plan de vida
de las comunidades. Debemos actuar como agentes de cambio ante lo que queremos
para nuestro planeta y nuestra comunidad. No se trata de una tendencia o
apariencia sino de permanencia en nuestro planeta. Es momento de generar las
condiciones para un futuro sostenible.
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